Mensajes Recientes

jueves, 10 de junio de 2010

La república Mochica


Para romper el centralismo capitalismo, se le debe anteponer contrafuertes en el norte y en el sur, que cerquen a Lima. El siglo XIX fue del sur-andino. Arequipa asumió su crecimiento con el puerto de Mollendo a principio de la república y lo completo con su ferrocarril en 1871. La Ciudad Blanca hasta fines de 1950 fue una esperanza con su parque industrial y la cuenca lechera.

No obstante, Arequipa –fundada en 1540- no pudo hegemonizar el conjunto de las demandas regionales, producto de las sempiternas rivalidades localistas, incólumes desde las encomiendas coloniales, incapaces de entender la lógica de la acumulación macro-regional. Los enconos avivaron la incomunicación vial.

En el siglo XIX, Lima una ciudad más pequeña que Arequipa, Cuzco y Puno; les sacó ventaja cuando pudo establecer el ferrocarril al Callao (1851), a Chorrillos (1858) y, posteriormente, otro al centro del Perú (1875), en ese momento comenzó el auge económico de Lima, a expensas de las riquezas de los andes centrales y los valles circundantes. Lima recién en 1878 derrumbo sus murallas virreinales, dando paso a la urbe que cogió esplendor durante el leguismo (1919-1930).

Con la carretera Panamericana no sólo se recentralizó el país sino, además, se litoralizó, generando la dualidad costa-sierra, campo-ciudad y capital-provincia. Mientras la capital por su creciente densidad poblacional generó una economía a escala, la provincia andina por su fragmentación poblacional, incomunicación vial y sus rasgos productivos serviles producían economías autárquicas de subsistencia.

Arequipa, a pesar de su pujante burguesía, quedó atrapada por el prejuicio localista de sus vecinos, que se manifiestan hasta hoy en conflictos de límites, agua y canon. La hegemonía de una ciudad no se manifiesta en la fortaleza de sus adoquines sino en la capacidad de comprometer a sus vecinos, en una unión más allá del terruño. El Misti rivalizaba con el Vilcanota, este con el Collao, en tanto Lima acumulaba.

En los últimos 20 años ha surgido una muralla pujante en el norte que se expresa en tres ciudades autosuficientes: Trujillo, Chiclayo y Piura. El norte tiene una oportunidad única. Para contrastar a Lima, se requiere la sinergia de éste polo norteño.

Trujillo –fundado en 1535- fue la ciudad de indiscutida preponderancia en el norte durante cuatro siglos. Allí se instaló la capital de Estado Nor-Peruano en 1837, su momento estelar fue cuando se inició la construcción del ferrocarril Pacasmayo-Cajamarca (1871), a cargo de Enrique Meiggs (1811-1877), intento que se frustró e impidió el pre dominio geoeconómico del hinterland norteño. Chiclayo carece de abolengo colonial, en 1835 era un modesto caserío, de ancestros mochicas, flanqueado por los valles de los ríos Lambayeque y Saña. La agroexportación y el puerto de Pimentel cobraron auge, que ni la Guerra del Pacifico pudieron quebrar. Por su conectividad con el nororiente y la cuenca del Chilcayo en San Martin, la Capital de la Amistad, ha acrecentado determinadas fortalezas que la hacen una urbe cosmopolita, centro de migración regional, acumulación de capital financiero, polivalente mano de obra calificada (agrícola o informática) y equidistancia a Lima, Tarapoto o Ecuador.

Yehude Simón no entendió la lógica de su elección regional. En vez de quedarse a construir un liderazgo estratégico en el norte, como lo hizo Jordi Pujol –líder histórico de Barcelona- quien en veinte años hizo de Cataluña la región emblemática de España, por encima incluso de Madrid, prefirió caer en la tentación tradicional de apostar desde Lima hacia el país. El reto es al revés.

Los norteños deben aprender de la lección arequipeña: 1) Los parroquialismos fragmentan y vigorizan a Lima, 2) La fortaleza de uno inevitablemente trasciende a los otros 3) Se requiere un liderazgo que transponga el departamento y 4) Que exista vocación de autonomía económica.

Que Tumbes sienta recelos de la potencialidad piurana, es como que los chiclayanos vean como rivales a los trujillanos, cuando un auténtico plan de desarrollo macro-regional multiplicaría los créditos para todos, garantizando acrecentar el PBI regional y la renta percapital que bien podría alcanzar a la limeña. Estas tres ciudades tienen casi la misma importancia económica que los conos limeños, en las cuales se sostendrá la capital del futuro.

A inicios de nuestra era los pobladores de los valles de Virú, Santa y Nepeña crearon una civilización singular, caracterizada por el dominio de la agricultura, la técnica de sus acueductos y una inusual capacidad de urbanización, evolucionaron desde un Estado militarista hasta un horizonte que se integró a otras civilizaciones por medio del comercio. Ellos crearon el primer gobierno regional, autosuficiente y prospero.

Después de cerca de dos milenios, los descendientes de los Mochicas tienen el reto de reeditar la hazaña nativa, emulando los polos alternativos de Ecuador (Guayaquil), Colombia (Medellín) o Bolivia (Santa Cruz), construyendo una potente opción económica que, por fin, descentralice el país.


0 comentarios:

Publicar un comentario

Tu derecho acaba donde el piensa el de otro.