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martes, 9 de mayo de 2017

SARTORI Y LA DEMOCRACIA

Cuando estudiaba en San Marcos a inicios de los años ochenta llegó un ejemplar de Teoría de la democracia de Giovanni Sartori (1924-2017), pronto fue tema de debate en nuestros talleres estudiantiles, algún amigo con su fotocopia anotada califico al autor como “la conciencia lucida de la burguesía”. No comprendíamos la democracia, salíamos de una dictadura militar (1968-1980) y nuestras prácticas parlamentarias se sustentaban en la confrontación y el carpetazo, en tanto en el escenario extraparlamentario Sendero Luminoso a dinamitazos buscaba imponer su ideología.
En 1994, Iván Álvarez, un brillante exalumno, que hacía su doctorado en Italia, me envió un obsequio inolvidable, la primera edición de Ingeniería Constitucional Comparada, leí el libro de un solo tirón, me quedé impactado por el análisis riguroso sobre la inminente crisis de la democracia formal en tanto ésta no descubriera sus particularidades electorales e identidades constitucionales.
Los trabajos originales de Sartori estuvieron centrados en la teoría política, las instituciones y los métodos de análisis, en su madurez se volcó a la aplicación sobre realidades concretas, su objeto de estudio fue la relación entre constitución y democracia, entre sistema electorales y sistema de partidos, entre el presidencialismo y el parlamentarismo, usando el método comparativista recorre Europa, América y Asia, para encontrar las constantes y las variables. Analiza los sistemas electorales, mayoritarios y proporcionales (como condicionantes de gobernabilidad o crisis política), avizora la disfunción del bipartidismo en América Latina y en qué casos la Segunda Vuelta resuelve el impase de un pluralismo polarizado en extremos.
Sartori se enfrenta al mito del sufragio como bálsamo a la ingobernabilidad, para advertir que esta era sólo la síntesis de múltiples prácticas cotidianas que generan compromisos democráticos, identificando que en aquellos países donde el elector y representante no pierden el vínculo electoral se garantiza la gobernabilidad, en tanto, en aquellos donde el vínculo es ocasional la democracia es presa de cualquier crisis.
En el 2004, salíamos de una transición política compleja, por iniciativa de Iván Rodríguez, Rector de la Universidad Ricardo Palma, invitamos a Sartori a visitar el Perú, muy amablemente nos contestó, señalándonos que su agenda académica estaba pactada hasta el 2008, era antes de Obama, Trump o el Brexit. No vino Sartori; no obstante, quedó pendiente el reto de analizar hoy la post-democracia, con la valentía que hizo el maestro de la Universidad de Florencia, donde forjó sus ideas y envolverá su cuerpo.

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